A lo largo de la historia, los encinos han sido una fuente importante de extracción de recursos para beneficio humano; entre los productos explotados están los taninos para la curtiduría de pieles, la madera para ser utilizada como combustible (leña y carbón) o para la elaboración de muebles, durmientes, mangos de herramientas, cabañas, entre otros. Por otro lado, las bellotas han sido utilizadas para la elaboración de una bebida similar al café y como alimento para el ganado porcino.
La estructura vegetal preferencialmente utilizada que reportan es la corteza como fuente rica en sustancias astringentes, además de la bellota como sustituto del café.
Las sustancias responsables de las cualidades astringentes del tejido vegetal, son dadas por compuestos polifenólicos llamados taninos, los que le confieren el sabor amargo a las plantas. Estos compuestos vegetales del metabolismo secundario, cumplen una función antiséptica y cicatrizante favoreciendo la curación de las heridas. Otras de las funciones de estas sustancias astringentes son sus propiedades hemostáticas al detener el sangrado, constrictoras (contraen los tejidos) y antiinflamatorias (reducen la inflamación).
Los estudios señalan que la función cicatrizante de los taninos se produce por su capacidad de formar complejos con las proteínas, precipitándolas, lo que crea un medio seco que impide el desarrollo de las bacterias, favoreciendo así la formación de las costras; también reaccionan con las proteínas constituyentes de la piel y mucosas, por lo que constriñen a los vasos sanguíneos ayudando en la coagulación de la sangre, contribuyendo de esta manera con la curación de las heridas; misma razón por la que son empleados en los tratamientos antiinflamatorios.
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